domingo, 18 de mayo de 2008

CABEZA DE WATER

de las tumultuosas vicisitudes de un superhéroe, en un mundo de villanos.

Había sido un día de esos, lleno de problemas, en los que todo sale mal y que te gustaría nunca haberte levantado, pero por suerte ya estaba por acabar, sin embargo aún quedaban una serie de obstáculos que salvar, para poder decir esto por hoy a concluido.
Al abandonar el escenario de la disputa diaria, lo primero que me asalta es la obscuridad, que ya se había apoderado de la ciudad, las luces desplegadas por doquier reducen la nostalgia y la ansiedad que a ratos transforma el paisaje en un espectáculo que conmueve y sobrecoge, es increíble como la penumbra entrega dos caras de un mismo lugar, que distinto es todo de noche, no se si es el cansancio o la ausencia de luz.
A un par de cuadras, la acumulación de vehículos en una larga fila que intenta llegar a un lugar seguro, se amontonan y al mirar a mi alrededor de dibuja un despliegue de soledad contenido, en silencio los ruidos, las conciencias, las luces, los rostros amontonados casi compartiendo pensamientos en miradas fugaces, como en un bombardeo de imágenes que van y vienen, los rostros las personas los deseos, las nostalgias las reflexiones, las acciones inconclusas, las tareas pendientes se suceden en un lenta procesión que avanzan enfrentando desafíos. Las luces rojas de los semáforos agotados de una tarea que para ellos nunca termina, son el primer obstáculo, las bocinas hostiles murmuran impaciencia y por unos segundos en una suerte de ascecion que me permite ver lo que abandono, me alejo de ese espacio, la velocidad reduce la impaciencia y la distancia en su silencio permite aflorar la paradójica compañía de la radio que siempre estuvo encendida y que a pesar de ello sonaba en silencio me abruma por su ausencia de compañía y retorna a mí con su inquietante necesidad de hacerme sentir que aquello que acontece en otro escenario está ahí acompañándome en este habitáculo de la cabina, nada de música sólo palabras y noticias siempre trágicas siempre desconsoladoras.
De pronto, el río aflora mezquino en su caudal, pero imponente en su distancia, y el espectáculo visual que brinda la ciudad que aparece como un monstruo que me llama, me mira y que mientras me desplazo me absorbe, ¿cuanto sucede allí, cuanto que desconozco e ignoro?, anónimos sujetos lidiando con la vida, cuanta realidad contenida.
Sin saber cómo, ya estoy en ella y nuevamente con más fuerza gigantes en la distancia aparecen y me interpelan, los distingo a lo lejos, hostiles, pero fascinantes, los vehículos empoderados del vértigo de la velocidad amezantes me gritan, cuando pasan apenas logros distinguir colores y rostros, solo veo las luces de los vehículos algunas amarillas, otras blancas, algunos tuertos, unas altas otras bajas, en una larga línea recta me aproximo a enormes curvas donde en un fantástico encuadre casi militar, como si alguien jugara a separarnos nos bifurcamos por el camino entrando en distintos pétalos de un trébol que se deshoja a nuestro paso. Me alejo de ese tumulto tal como entre y me absorbe un racimo de casa aisladas del exterior, como intentando en el aglutinarse protegerse de un enemigo invisible, grandes murallas, enormes portones se abren y se despliegan de pronto, apenas logro distinguir lo que ocultan. Luego de pasar lomas y lomos me enfrento a uno de ellos, me voy a negro presión un botón y ya estoy dentro, como una baticueva accedo a ella, avanzo unos metros a paso lento, detengo el motor recojo mis armas, miro a mi alrededor y en un gesto sin palabras, en una reflexión inconsciente, pienso: “han llegado a casa ya muchos superhéroes”, comienza a llover y lentamente, mientras guardo mi noble corcel, se llena mi cabeza de agua.










viernes, 2 de mayo de 2008

ENTRE DOS MUNDOS

NI RESIGNACION , NI PESIMISMO:
A propósito de la musicalización del mundo y lo cotidiano, a propósito del sentido la vida, a propósito del sentido susurrando desde una melodía.
“…casi se me acaba la fé,
casi se me escapa el amor,
casi se me quiebra la inocencia,
se me agota toda la fuerza, para luchar un día más.
Casi me rendí…”



Pensó que todo había terminado,
que sin tregua alguna, el tiempo se había ensañado
que las vías de escape, tal como se abrieron se habían cerrado,
que el destino sin mediar consulta había actuado
que esta historia compartida de sueños y anhelos se había esfumado.

Pensó que el invierno, sin duda alguna se había anticipado, y los árboles hasta ayer verdosos sin desojarse, se habían secado.

Un pensamiento habría bastado
una sencilla señal habría cambiado
el sombrío semblante del futuro enfrentado a un espejo desgastado.

Imposible evitar, la mirada a ese presente-pasado.
Aún cuando el tiempo haya devastado,
aquello que con dos palabras habría cambiado.

Imposible evadir los recuerdos ya agobiados.
Imposible sentenciar, que no me conformo,
a que de esa forma se haya dado..

“..antes, del libro cerrar
quisiera contarte,
que no me gusto su final…”

“…no me han avisado que esto se termina, no se me hace fácil olvidar...”