lunes, 4 de enero de 2010

THE LAST RIDE (El último trayecto)







De noche,
con la madrugada en cima,
y con el cielo oscuro y sereno,
mientras intento burlar mi consciencia,
y de cansancio conciliar el sueño.

Masticando el insomnio,
en vez de contar ovejas,
de pronto me voy a negro,
y desde lo oscuro me digo,
como conjurando el miedo,
convencido que ya soy grande,
y que por ello ya no le temo.

Cerrando los ojos con fuerza,
gritando casi en silencio,
reconozco en mis viajes,
el que tal vez,
en algún tiempo,
quizás en algún sueño,
he visitado a los muertos.

Aquello que en lo oscuro habita,
lo que inunda los sitios desiertos,
y después de pensarlo un rato,
afloran en mi ciertos momentos,
los he mirado a los ojos,
y he visto en ellos recuerdos,
recuerdos de algún tiempo pasado,
recuerdos de algunos recuerdos,
fragmentos desarticulados,
pedazos,
girones de tiempo.

Quien dijo que estaban muertos,
si viven en (de mi) mientras los pienso.
Quien dijo que aquí los vivos,
viven,
si más parecen muertos.